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De vieja fábrica a centro de deporte extremo

Mayo 2019

El edificio que antes era una vieja fábrica, es trasformado en un centro cultural dedicado al deporte y arte urbano, además de ser una de las obras destacadas del premio MIES 2019.

Hay lugares que durante años cumplen una única función, volviéndose casi históricos o parte del paisaje, pero debido a los constantes cambios que atraviesan las ciudades, muchos edificios son demolidos en pro del progreso y crecimiento de las urbes.

Hay espacios que son tan viejos que no es posible darles otro uso, como es el caso de los edificios industriales, donde antes se albergaban grandes fabricas pero que por los cambios económicos o porque simplemente aquello que fabricaban dejo de usarse tuvieron que cerrar.

¿Qué hacer entonces con estos grandes edificios? La primera opción siempre es demolerlos y construir encima nuevos complejos más vanguardistas, a pesar de que las antiguas construcciones tienen cierto encanto histórico, aunque en la mayoría de los casos muy pocos edificios industriales lo tienen.

Sin embargo para la firma de arquitectos EFFEKT siempre es mejor transformar que demoler. Y eso fue justamente lo que hizo en el nuevo centro Game Streetmekka Viborg, que antes de convertirse en un novedoso centro para los deportes de calle y cultura urbana era una fábrica de molinos.

El edifico original, ubicado en Viborg, Dinamarca fue uno de los muchos almacenes o fábricas que fueron construidos en serie donde todos eran casi idénticos, a finales de los años sesenta y setenta, y que son muy comunes en casi todas las zonas industriales suburbanas de muchos países occidentales.

Esta fábrica de molinos fue construida con los típicos paneles de concreto prefabricado y acero corrugado, su arquitectura era sobria y muy similar a una simple caja gris, este tipo de construcciones poco valor histórico o cultural aportan y son considerados como sobras o restos industriales.

EFFEKT tratando de reutilizar en lugar de solo demoler estos restos industriales, busco una forma en la que se podría trasformar este tipo de edificios que suelen ser insignificantes y poco atractivos. Aun así son solo apariencias, generalmente estos edificios industriales cuentan con un excelente espacio interior, con unas dimensiones que recuerdan a las grandes catedrales, y es precisamente ese vasto espacio lo que da valor a estos edificios.

Con instalaciones para deportes callejeros como lo es el skate, baloncesto, parkour y boulder, así como áreas dedicadas a talleres para la producción musical y animación, estudios de artistas plásticos, talleres y laboratorios para el manejo de materiales como madera y metal. El centro Streetmekka abre sus puertas como un nuevo destino cultural, a través de espacios para el arte, el deporte y la cultura, que atraigan principalmente a los jóvenes.

El nuevo concepto arquitectónico se basa en la idea de crear un paisaje urbano interior. Paisaje que sirva para organizar las diversas funciones que tendrá el centro y ubicarlas según sean sus requisitos, como lo son un buen espacio y buena calidad de luz.

Su propuesta fue abrir el espacio cerrado de la fábrica, dejando atrás la lúgubre fachada de hormigón poco atractiva y desgastada, remplazándola por una nueva de material traslucido, que trasforma la apariencia de mole gris del viejo edificio en una nueva más ligera y acogedora. Además de que ayuda a aprovechar más la luz del día y puede usarse como una pantalla gigante de proyección para que los artistas visuales expongan su arte, diferenciando al edificio de las demás instalaciones industriales circundantes. El amplio espacio del interior fue adaptado para ofrecer el mejor servicio a sus visitantes, eliminando las paredes de los extremos del edificio para poder colocar oficinas y dar más espacio para las salas de talleres.

La vieja fábrica de molinos se trasformo en un hibrido entre una instalación deportiva y casa de cultura, disponible las 24 horas, donde aquellos que hacen uso de sus instalaciones tienen la iniciativa y el control. Con el objetivo de ayudar a crear una comunidad donde todos puedan disfrutar y hacer uso del espacio ya sea como espectadores o participantes.

El centro Streetmekka está pensado para no ser algo estático sino para estar en una constante evolución, no tiene reglas ni programas estricticos, está abierto a las muchas posibilidades que le ofrecen sus visitantes, su apariencia, también se espera esté transformándose continuamente gracias a las fachadas animadas y al street art.

El conjunto fue una de las 40 obras finalistas del premio MIES 2019 de arquitectura, sin duda reconocido por la gran labor de la firma al momento de retomar estos espacios en apariencia inservibles y transformarlos en centros con potencial para beneficiar a los vecindarios de las grandes ciudades e incorporarlos a nuevas expansiones urbanas.

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